
Jordania encara el Mundial de 2026 impulsada por un ciclo de crecimiento reciente. Los Chivalrous apuestan por organización, presión coordinada y bandas profundas para golpear a la contra. Con identidad clara, el plan es competir cada tramo y maximizar detalles a balón parado.
El país ha dado pasos firmes en Asia, consolidando reputación de equipo disciplinado y solidario. Ese avance se refleja en una base de jugadores que sostienen ritmos altos y entienden distintos registros de partido.
Para 2026, los nombres propios son Musa Al‑Taamari, Yazan Al‑Naimat y Ali Olwan, con influencia ofensiva y carisma. Analistas ven a Jordania como outsider combativa: difícil de desarmar atrás y valiente cuando aparece la oportunidad de golpear.