Crucero guiado por el archipiélago de Gotemburgo

Cuando el barco se aleja del puerto, el horizonte industrial de astilleros y grúas deja paso a un mosaico de islas graníticas. En apenas unos minutos la ciudad queda atrás y el aire se vuelve más salado, más puro. A babor, los tejados bermellón de Styrsö contrastan con las rocas gris plata; a estribor, las casitas de Brännö parecen clavadas sobre pilotes invisibles.

A medida que avanzas, el guía revela cómo los recovecos del Skagerrak ofrecían refugio a los vikingos y más tarde a los contrabandistas de la Ley Seca. Bajo la superficie, densas “bosques” de algas laminarias alimentan a los mejillones que purifican hasta 40 litros de agua al día, detalle que convierte al archipiélago en una reserva natural de primera. Desde la cubierta, resulta fácil avistar eideres comunes, focas que toman el sol o los característicos faros pintados a franjas.

El barco reduce velocidad en los pasos más angostos para que disfrutes del silencio roto únicamente por el graznido de las gaviotas. En la parte intermedia de la ruta, una cala protegida brinda la oportunidad de tomar fotografías panorámicas: el granito rosado, los caseríos de madera y, en días claros, la silueta del faro Vinga recortándose en el horizonte.

De regreso hacia Gotemburgo, la conversación gira en torno al presente sostenible del archipiélago: barcos eléctricos, boyas inteligentes que miden la salud del agua y cooperativas de pescadores que gestionan cuotas responsables. Cada giro ofrece una nueva postal hasta que, de nuevo, las grúas de los astilleros anuncian la llegada al muelle, esta vez con el carrete lleno y el cabello perfumado de mar.