La trascendencia de los puntos en juego dispara el valor de cada detalle táctico y mental sobre el césped. La tetracampeona del mundo exhibe un plan basado en posesión paciente, presión adelantada y pegada demoledora en el área rival.
El combinado helvético, en cambio, se agarra a su identidad: bloque ordenado, circulación madura y la costumbre de derribar gigantes, como demostró al echar a Francia en la Euro 2020 y encadenar presencias mundialistas hasta Catar 2022.
Aunque los cruces recientes entre ambos escudos en Copas del Mundo sean escasos, el contraste es nítido: peso histórico frente a una Nati que no se achica ante nadie. En una fase de grupos donde cualquier despiste puede ser letal, este cruce directo nace al límite desde el primer minuto.
El cuadro germano encara el desafío de romper la racha de dos eliminaciones consecutivas en fase de grupos, impulsado por una hornada liderada por Jamal Musiala y el carácter competitivo de Joshua Kimmich.
La selección helvética se presenta reforzada tras alcanzar los octavos en Catar 2022 y completar una clasificación solvente, guiada por el liderazgo de Granit Xhaka, la imaginación de Xherdan Shaqiri y el olfato goleador de Breel Embolo.
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